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En cualquier sistema operativo es esencial contar con un método de gestión y acceso a los ficheros eficaz. Todo tiene que estar «contenido» de algún modo fácilmente accesible tanto por el sistema como por parte de los usuarios. El Explorador de ficheros es la aplicación que tradicionalmente se ha responsabilizado de la mediación entre los usuarios y los archivos en la familia Windows.

En Vista, Microsoft hizo un primer y fallido intento para ocultar a los usuarios la complejidad y las limitaciones de las estructuras de ficheros clásicas. La intención de los de Redmond era usar una base de datos inmensa que permitiera mostrar a los usuarios todo lo necesario para tener localizados sus archivos, pero ocultando completamente su ubicación física. Lo que importa no es donde están, sino poder usar esa información cuándo y dónde se necesite, y de manera inmediata.

Al final, Microsoft tuvo que abandonar esta iniciativa debido a la ingente cantidad de recursos que se necesitaban para hacer realidad esa abstracción y, aunque se mantuvo esta filosofía con algunos tipos de archivos, como la música o las fotos, el resultado final fue incluso peor al quedar expuesto a los usuarios un sistema de archivos sin abstracciones, bastante desorganizado y caótico. Sin contar con el problema de la capacidad creciente de los discos duros, cuyo tamaño puede ascender a unos en absoluto despreciables 1,5 Tbytes.

De lo tangible a lo etéreo

Tras esta breve descripción de los motivos por los que Windows Vista tiene un Explorador de ficheros tan «heterogéneo», resulta más fácil entender el origen de su abigarrada estructura de carpetas y archivos. Si bien esta organización lineal es adecuada para gestionar un número de archivos reducido, cuando se trata de manejar cientos o miles la situación se vuelve caótica.

Y en Windows 7 Microsoft tiene la responsabilidad de homogeneizar este importante componente del sistema, y, sobre todo, conseguir el objetivo último de facilitar el acceso a los contenidos de los usuarios, buscarlos, compartirlos y organizarlos.

Por eso siempre verifiquen con el antivirus todo antes de abrir sea de quien sea, y por supuesto tengan actualizado el mismo al máximo y si es posible

Y también de retomar la iniciativa de la abstracción como método para ocultar la ya anacrónica y casi monstruosa estructura clásica de directorios y subdirectorios. En última instancia, el usuario no debería tener la necesidad real de «pelearse» con el sistema de archivos, para preocuparse sólo de la información.

Un mayor grado de abstracción gracias a las Libraries

La apariencia del Explorador de archivos de Windows 7 es similar a la del integrado en Vista, pero resulta más «despejada» y sobria. Las Libraries se encargan de proporcionar esa abstracción ideada para separar en la medida de lo posible el sistema de archivos de los documentos propiamente dichos. Existen de manera predefinida algunas bibliotecas denominadas Documents, Downloads, Music, Pictures y Videos.

No se trata ni mucho menos de una base de datos completa como la que pretendían en Windows Vista. No obstante, permite crear contenedores virtuales bajo los que se organizan las carpetas y los archivos que físicamente pueden estar en cualquier ubicación, pero que a la hora de acceder a ellos estarán dentro de esas bibliotecas lógicas o virtuales.

En principio, nos parece una buena idea, pero adolece de algunas limitaciones. Por ejemplo, una ubicación de red no se puede trasladar directamente a las Libraries. Se puede hacer mapeando esa ubicación previamente, pero usando las herramientas del Panel de control de ubicaciones de red. Luego, sí cabe la posibilidad de incluirlas en las bibliotecas, pero sería más conveniente que se pudiera arrastrar y soltar directamente.

Por otro lado, su uso limita la utilización de aplicaciones que necesitan acceder a los archivos, pero que no están programadas para reconocer las Libraries. Usando la versión 2009 de Internet Security de Symantec, pudimos analizar las bibliotecas en busca de virus, sin duda, un buen indicio de compatibilidad, pero no se puede asegurar que funcione correctamente con todo el software.

Nuevos modos de visualización

El modo Content combina la vista de detalle con un plus de información adicional sobre los archivos. Además, el Panel de previsualización se activa o desactiva mediante un icono directo en la barra de herramientas, lo que agiliza bastante la exploración de archivos y contenidos. Aunque son novedades un tanto modestas, se agradecen.

Nos habría gustado que hubiesen implementado mejoras en las vistas en 3D, como la de tipo carrusel, de manera que las ventanas se distribuyesen en un espacio tridimensional sobre el escritorio. De esta forma, mejoraría el acceso a los archivos.

Cambios de bajo nivel

Otro de los apartados que suscita mucho interés atañe a los cambios de bajo nivel introducidos en el Explorador de ficheros. Es muy complicado averiguar la envergadura de estas mejoras sin tener datos concretos, aunque, en la práctica, podemos buscar indicios que nos permitan encontrar diferencias.

Por ejemplo, el software Asus EEEStorage que permite integrar en el Explorador de archivos un acceso directo al espacio on-line de almacenamiento de Asus para sus usuarios, originó un problema serio de estabilidad en este componente. El Explorador de archivos de Windows 7 originó constantemente un error en tiempo de ejecución que, sencillamente, lo «colgó».

El antivirus 2009 de Symantec, sin embargo, funcionó bien. Y generalmente los antivirus son unas de las aplicaciones que peor encajan los cambios en el Explorador de archivos. Lo que no ha cambiado un ápice es la estrecha relación existente entre este último componente y otros elementos del sistema, como el menú Inicio o la barra de tareas. De esta forma, si se cuelga el Explorador, se bloquean también estos elementos del sistema.

Por el momento, es demasiado pronto para extraer conclusiones, pero lo cierto es que echamos de menos un mayor grado de abstracción. La simplificación del Explorador y las Libraries resultan interesantes, pero no definitivas. Y, sobre todo, habríamos agradecido una reestructuración a nivel de procesos para evitar que la estabilidad del sistema tenga una dependencia tan grande del Explorador.

Discos duros virtuales

Otra novedad de gran interés introducida en Windows 7 es el soporte nativo de discos duros virtuales VHD (Virtual Hard Disks). Ahora podemos montar las unidades en este formato como si fuesen unidades físicas. Es más, incluso podemos crear unidades virtuales vacías en las que es posible guardar documentos y archivos, pues su comportamiento es prácticamente idéntico al de los discos «tangibles».

Sus aplicaciones son muchas, y representan un modo eficaz de trabajar con archivos de una forma más ordenada. Eso sí, no podemos crearlos directamente desde el Explorador de archivos, lo que nos obliga a ir al menú del Administrador de discos para gestionar estas unidades virtuales.

Cuando se haya llenado una de estas unidades, sólo tenemos que desmontarla para tener en un único fichero todos los contenidos transferidos a la unidad virtual. Microsoft, sin ir más lejos, ya distribuye algunos contenidos en este formato, incluyendo sistemas operativos completos.

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